Crisis de Agave: Una latente posibilidad

La producción de tequila y mezcal conlleva un proceso largo y complejo, que requiere planificación, y el actual furor en su consumo podría haber tomado por sorpresa a la industria.

Un ejemplo de esto es que este año México tiene que planificar la producción para satisfacer la demanda hasta el 2026. El problema no es sólo que el agave, fundamental para la producción de éstas bebidas, escasee en oferta para cubrir tanta demanda, si no que la planta se podría estar agotando.

Aquí algunos datos fuertes que lo fundamentan:

• En 2011 se plantaron casi 18 millones de plantas de Tequilana Weber -el agave que se utiliza para la elaboración del tequila- esto para cubrir la producción de 2018. Es importante mencionar, que una planta de agave necesita entre 6 a 10 años de crecimiento antes de poder ser recolectada. Sin embargo, en 2018 la demanda de tequila creció tan desmesuradamente que se necesitaban más de 42 millones de plantas para poder satisfacerla. Actualmente no hay suficiente agave plantado en México. Y en 2011 no se sabía que entre 2016 y 2018 la demanda mundial se este destilado crecería en un 200% (según los datos del Consejo Regulador del Mezcal).
• No obstante, no sólo la industria del mezcal y el tequila necesitan del agave para su producción, sino que hay otros sectores que lo requieren, como lo son la industria alimentaria y farmacéutica, que demandan agave para la fabricación de edulcorantes y suplementos. Según datos del Consejo Regulador del Mezcal, casi el 30% del total de plantaciones se dirigen hacia estos fines.
• La mala planificación en el ajuste entre oferta y demanda, y la desviación de la producción hacia otros sectores económicos, está generando graves consecuencias para la industria del mezcal y el tequila. Aunado a eso, existe también un incremento en el precio de la material prima debido a la escasez. En 2016 el kilo de agave valía $4 pesos; en 2018 ya superaba los $21 pesos.
• El cambio climático provocado por la sobre explotación de los recursos naturales por la industria, juega también un papel súmamente importante en estas proyecciones, pues la falta de lluvia, los incendios forestales y las heladas, retardan y amenazan el proceso de maduración del agave.

Algunas soluciones poco prácticas que se han dado en razón a la escasez de la planta son que algunos productores ya no esperan el promedio de 6 a 10 años de maduración para cosechar el agave y usan plantas más jóvenes. Además, se ha disparado la recolecta furtiva de agave silvestre, motivo por el cual en Oaxaca el 50% de estas variedades se encuentran en peligro de extinción.

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